sábado, 30 de junio de 2007

m

¿te acordás que Fredy nos dio también otro teléfono? eran tres teléfonos –me dice-. sí. ¿los tenés acá?. ¿y qué le decís? –digo- ¿hola, somos dos argentinos que están en tu ciudad, ¿te acordás de un tal Fredy?, bueno, lo conocimos hace un mes y nos pasó tu teléfono ¿podemos dormir en tu casa?
no perdemos nada. acá está el teléfono, ¿hablás vos?
[pausa]
¿hola daniel?. ¿daniel está? [pausa] hola, soy
, es en una vereda, es contra un pared amarilla; la punta de la plaza del mercado reciclado. cerca de la chinita, no más de 10 cuadras; en esta ciudad 10 cuadras pueden ser 60. es el calor. a veces no hay sombra. a las 4 de la tarde la goma de las zapatillas se transforma en grafito carbónico, caminás dibujando en las veredas. huellas de mundo petróleo.
dice que no tiene mucho lugar, que solamente tiene una terraza, pero que no tiene problemas. depende de nosotros. debe ser lindo ver las estrellas a la noche. ¿quedará lejos?
no baja de 30ºC.
bueno, al menos eso.
¿vamos a buscar las mochilas a lo de julio?
caminamos sobre nuestros pasos entre tantos pasos del un mercado callejero, caminamos buscando la sombra, la sobra de un gesto,
disculpame ¿te sobra algún lugar?
caminamos rumbo al bar a buscar nuestras mochilas a través de cds, zapatos y cuchillos que cortan repollo bajo el sol,
disculpame ¿ese repollo lo tirás?.
la calle se detiene en la sequedad y una subatmósfera +50ºC a 50 centímetros del pavimento. recorrido de caños de escape y suelas oscuras. de neumáticos partidos. no hay raíces. aunque llegando a la plaza quizá encontremos. caminamos rumbo a la calle de las casas coloridas; centro histórico lineal, no hay turismo hoy en esta ciudad construída donde ninguna ciudad habría debido. secando la ropa en una ventanita del infierno. ¿si tomamos una coca en la plaza? muy fría.
mejor vamos a lo de Daniel antes que anochezca.
caminamos rumbo al bar de la calle histórica, de las casitas coloridas. julio debe estar durmiendo, o pintando alguna pared. ojalá nos de cocacola. ojalá en lo de daniel haya agua.
y mientras tocamos muchas veces el timbre. mientras nos sentamos en la vereda de las casitas coloridas a esperarlo, una vitrina con empanadas se recalienta al sol. los monoblock hexagonales al final de la calle, julio que no está y la mayonesa y el ketchup al sol en la empanadería de enfrente. un poco de esfuerzo y la mayonesa, me dice ella. tenemos repollo ¿no le vas a pedir la mayonesa a la mujer de las empanadas?
¿esa mayonesa al sol?
porotos de ollas antiguas, camiones de productos químicos, barcos sin fechas, baños sin agua, larvas en los tanques, repollos de vendedores de cuchillos. pero no dice nada, solamente me mira. entonces me levanto o se levanta ella y cruza el empedrado. disculpe la señora que no está en la vereda con sus empanadas, está dentro de su casa mirando tv.
disculpame ¿y un tenedor me prestás?

jueves, 28 de junio de 2007

hoy

en el culo del mundo, tecleando botones sucios de mierda
si aceptás tarjeta de crédito decime, así me pego un tiro con una bala mas o menos cara.
pero que sea en la frente por favor. así solamente me acuerdo cuando me miro al espejo.
los días son un yunque de atropello. mejor me voy a.
simple siempre. sobres de tu antepecho. me fui

m

escuchame, tenemos que irnos de acá. esta ciudad me satura.
vamos a comprar un pedazo de pan y una coca.
vamos a sacar los pasajes.
vamos a tomar una coca a la plaza que tiene un poco de sombra.
yo no quiero quedarme ni una noche más. el calor. ¿te acordás que no teníamos pensado pasar más de uno o dos días acá?
tengo sed.
¿vamos a

b

en el atardecer amazónico ella me mira y atrás está el sol. aquí el rumor es agua. las lluvias no existen en los atardeceres soleados y el barco se mueve hacia el oeste.
miramos el sol rojo que se sumerge tan lentamente en el río. subimos a la terraza de la proa y la selva alrededor nuestro y nosotros lejos de las costas, tan lejos.
¿qué pasó?
¿con qué?
¿qué pasó que estoy mirando el atardecer en el medio de esta selva?
se esconde lentamente. la tierra que me tapa con su panza. no me deja ver mi casa. se contrae densa y se expande. no es geometría, pero es un pozo en el centro, y no se sale porque la hora no es la misma. a la de ningún lugar. a la de ningún sol que se esconda ahora por fuera de la selva infinita.
agua.
palo.
ola.
el barco corre desesperado hacia el oeste rojo. hacia atrás, el este anochecido guarda un secreto.
ojo que no sé si esto admite ser tiempo presente. dudo que este agujero negro en el contienente…
pero la carrera está perdida. la tierra me tapa con su panza húmeda. me tapa el sol redondo y conformate con el cielo que pocas veces. al cielo nunca te lo tapa. ahí de donde no salgo nunca más. donde no hay lluvia en los atardeceres soleados. coformate con ese cielo, me dice. pero yo no había dicho nada y ella no me mira; ella mira el sol que ya no está. apoyada sobre la baranda de caño. resbalando sobre el resplandor de olas pequeñas. silencio de agua. cielo de agua. agua silencio en el agujero negro del continente. infinita caída. una gravitación vestida de selva pero que pudo haber sido una ciudad monstruosa o un desierto sin sombras. una planicie de presión que se centra por voluntad propia, 200 kg por centímetro cuadrado de misterio alrededor. un territorio demasiado grande, dicen ¿vas allá? y gesticulan desconfianza. infinitaplanicie de donde nunca más salgo.
ya no se ve casi nada. las costas se deslizan, mudas se levantan en barrancas recortadas del cielo estrellado. oscuras paredes que se pierden lentamente en el este. miro hacia el este y no veo el tiempo apagado. noche de a poco.
el barco se ilumina lastimosamente pero la terraza de la proa está oscura. quizá los marineros son gente sensible.

jueves, 21 de junio de 2007

invernando

padece abandono, pero no, parece.
tal sitio, situación.

sucede que no tengo internet en mi nueva cucha. mi relación con el mundo es de carne y baldosa, nada de coaxil por el momento.
solamente me conecto al www cuando paso por lo de mis viejos. arraso heladera. conexión 1Mb. expreso de mediahora. mi blog recién nacido, caduco-no-perenne bajo un par de centímetros del hielo renacerá FLOReciendo; el calor primaveral traerá la conexión y desde mi cucha me escuchará, click. mouse. publicar entrada.

por ahora paciencia. escribo al no-lector total, el lector delay quizá.

martes, 5 de junio de 2007

não tem explicação



Un día sucede. A otro.

Sobre el muro medianero camina un gato

en su territorio de fronteras,

vacas invertidas

de pampas vacías.


Eternit es un símbolo

de aquella mañana gris

que tanto lloré;

es sólo un tanque de agua

sobre la medianera despintada,

una mañana gris, de

triste historia.


Azul pero la sábana no respira

el cielo y mi cama vacía,

tan azul

sin tu forma,

mi cama

tan arrugada de nada.




embú



ellos se dedican a fabricar fantasía. la cortan, la pintan y la calientan hasta el absurdo. tienen un horno en el lavadero y lo usan de noche. a esa hora nadie se ducha, la cocción dura al menos 2 horas. la ducha es eléctrica, el horno también.

él se sienta en el garage y trabaja con herramientas fantásticas; escucha música clásica pasar por la vereda.

ella se sienta en la mesa de la cocina y pinta

bajo la luz azul de la lámpara colores superpuestos que flotan unos sobre otros

tan alegre.

jorge drexler canta en el living, entre el garage y la cocina. justo debajo de la foto de pablo picasso, justo atrás de la maceta del helecho. frente a la ventana.




alguien estaciona un burro frente a una imprenta


si hay un viejo en una casa olvidada de una capital olvidada, que no es viejo, que tiene el pelo blanco (también la barba); que imprime volantes o facturas en papel verde, incesante, con su máquina y un pulso mecánico, incesante. si frente a su rotativa de bielas y cigüeñal latente (que no existe excepto por la grasa negra que le cubre el acero) si frente a su máquina el viejo existe y la imprenta olvidada en la ciudad olvidada también existe (porque existe) entonces yo me despierto por el calor y escucho / cada día la repetición muerta de la máquina. y cada día me despierto y escucho / a través de la ventana abierta de calor, la máquina que entra y el viejo.

entonces me levanto y no sé si del suelo o de la cama y me asomo a la ciudad olvidada, amanecida y sus paredes gruesas y su madera envejecida. astillada. la ciudad tan trabajo de cincel que el pulso cigüeñal metálico de la máquina imprenta se anula en si mismo y el viejo queda parado frente a nada ahí abajo, cruzando la calle olvidada, en su pequeña habitación de grandes acumulaciones de papel virgen.

entonces me asomo a la calle desde arriba, desde el antepecho tan ancho de la ventana y casi balcón, me asomo desde un primer piso a la ciudad amanecida y activa y veo los tejados desorganizados y cada teja desencajada; el cielo recién nacido, más plano a esa hora, lleno de luz polar cerca del horizonte, amarillo diluido y azul más profundo arriba y pienso que no existe esta capital olvidada. tantas piedras-baldosas instaladas para cada paso en cada vereda y tan inútil si no existen.

el sol se asoma reciente sobre el urbano. hace calor de mañana y el aire se respira bien, aquí donde nadie es o quizá es la imprenta que no deja dormir. pero me asomo cada día y es temprano, y es ritmo total.

y por fin veo al viejo predecible y su remera amarilla tan rota. su barba blanca, sus canas largas frente a su máquina, detrás de la reja y la vereda inútil. él parado y esbelto; con un pocillo de café y el sonido alrededor. sin quitar la vista de cada nuevo papel verde acomoda sus lentes sobre su afilada nariz con un gesto; toma un trago de café parado frente a la rotativa. sólo eso y todo el día.

es tan temprano que si giro sobre mí mismo quizá encuentre una olla y comida de ayer, una mesa pintada accidentalmente con acrílicos. un sueño en el piso (o en la cama) si todavía no se despertó, y un vaso de agua morada o azul de pinceles sumergidos. una pieza con paredes de cartón y un techo tan alto. tan solo tan lejos.

un libro empezado y una nueva rutina para hoy que empezó.

en la ventana la ciudad que aparenta sin electricidad en sus faroles y su olor a cebo carpintero; pero giro sobre mí mismo y la luz entra tan tranquila; la ventana sin cortinas, ni vidrios, sin maderas. el día se cuela y sólo el pulso cíclico de la imprenta continúa en silencio. hoy la olla no está entre tantos psicoanálisis en blanco. el termo que ya no mantiene la temperatura está vacío, entonces salgo a buscar agua caliente; bajo los últimos escalones y salgo, escaleras, abro la puerta y agarro el termo y cierro la tapa; busco las escaleras y bajo, pero primero abro el candado y entro, y el termo lleno de agua caliente. conseguí abajo, en una especie de organización medio religiosa, mientras esperaba que calienten el agua me puse a leer unos libros de poesía que tenían. malísimos. ¿café o té?

hay que pintar hoy. nos queda muy poco ¿me mostrás?. ayer fue bueno. la idea de pintar tango y patagonia es buena. hay que hacer una serie. Marketing. y las esquinas de siempre. me cansan, ya las puedo hacer de memoria. esta tarde voy a buscar nuevos lugares. en la pieza inclino el termo y el olor del café y agua caliente, café instantáneo y leche en polvo, azúcar y entra el sol por la ventana. el aire se mueve pero el calor. la bolsa de dormir todavía en el piso y un par de pies. un poco de cielo azul y tejado teja recortado, todo tan fotográfico. y la ventana.

ayer Teresina puteó a un tipo que rompió el caño de la ducha. vieja graciosa. no para de gritar. ¿podré bañarme? me pregunta y le paso el café. yo también tengo que bañarme. pero también hay que cocinar, porque hay una rutina recién nacida. Porque esto no es sólo un episodio. ésta es la vida ¿no?

me ahoga tanto aire puro. aún el calor.




en verano


asombrosamente las luces verdes languidecen entre suspiros.

reaparencen si estamos distraídos. no se transportan sobre rieles.

después, pero sólo un instante, ya no están. luego han vuelto pero son incontables.

los niños juegan entre ellas. los adultos fingen no verlas. uno las nombra.

las luces verdes danzan desapariciones infinitas y reapariciones sin freno. entre nosotros se desarma una noche de reducidas constelaciones.

una noche de reducidas constelaciones se rearma entre nosotros.

nosotros inmóviles oímos la danza verde.

los caracoles brillan en espiral. el espectáculo crece. el cielo es dos ahora; verde y doméstico se divierte alrededor. eterno inmediato. artificio de algo-magia de insecto.

vuelos curvos verdes entre tiras negras. sobre vientos invento un entretiempo de ballet. luces verdes invaden mi patio. incontables mueren inmortales nacen infinitas.



psicoanálisis blancos


yo también, hoy caminé un rato por ahí. varias vueltas por la parte histórica. y dibujé un par de bocetos, quería mostrarte.

sabía que te iba a encontrar. hace un rato que estaba dando vueltas, me perdí. no tenía idea como volver a lo de Teresina. ¿por dónde anduviste vos?

caminando por todos lados. nada especial. aunque es tan lindo. la zona de la calle ancha, donde empezaron a poner mesas cuando oscureció.

yo estuve dando tantas vueltas, y era imposible no perderme. conocí un montón de gente. argentinos, un montón, colombianos, uruguayos. un tipo me mostró todo el centro. me presentó a mucha gente. la feria que hay cerca de la avenida. me quedé charlando con unas argentinas, viejas, son hermanas creo. un poco locas.

¿te gustan los dibujos? ¿funcionará?

me gustan.

con algún duende.

¿trajimos algún plumín? –me pregunta.

la habitación tan barata, tan hermosa ventana. la noche que entra para devolver al cielo el calor del día. hoy no hay duendes. la gente escucha y nosotros acá. hablamos de hoy, venimos de ayer, como haber cambiando de casa atravesando la pared medianera. no salí a la vereda para entrar por la puerta; y ahora es tan diferente.

ella: ¿estás escribiendo? no te hagas el boludo. pero no estoy escribiendo, todavía me llama la atención el techo tan alto, tan lejos. las paredes casi inútiles, tanto cartón o madera, tan bajas. pero la ventana, tanto antepecho tan ancho. casi un balcón y la noche postal sobre los tejados desencajados, estrellas y todo tan pintoresco. no, no estoy escribiendo. eso lo sé y ella también. no depende de mí, ni de esta ciudad olvidada, ni de las argentinas, viejas artesanas, o algo así. nací de este lado y no depende de mí ni de nadie que conozca. depende de él. y no podría estar diciendo ésto si lo pienso. pero es lo que menos me importa. hoy menos aún. la noche entra raspando la luz amarilla de la lamparita que cuelga. testimonio del siglo 20 o 21 en esta ciudad de otro siglo. de maderas húmedas y adoquines dormidos. de gente olvidada por derecho y tan a gusto. quizá me preparen un vendedor de crepes que busca el ritmo. o un escultor que vivió en Tafí del Valle y en la India o Pakistán. o un fanático de Spinetta que nunca volvió a Buenos Aires. pero eso quizá sea en otra ciudad. acá el tiempo se intuye transgredido y no sé la causa. quizá el aspecto de los edificios, o el agua que se retira lejos de la orilla y deja tanta arena gris. la marea que baja, pero no parece el mar. hoy doblé en tantas esquinas. ella mira la libreta con el par de croquis de algunas casas, esa calle que se curva y muere de frente a la esquina de las tres puertas.

no, no trajimos ningún plumín. yo tenía pero no se me ocurrió. esos son de birome negra.

me gustan. mañana te ayudo, salimos los dos. con los acrílicos y los psicoanálisis blancos. quizá pintando el cielo, dejando los edificios blancos. algunas pinceladas.

van a quedar muy buenos. también podés preparme fondos –y me relajo tanta noche que entra por la ventana sin vidrio. la guitarra desenfundada, afinada. me es tan cómoda y sobre la cama. tengo hambre, me dice, yo también. ¿habrá algo abierto a esta hora?. es temprano. no te cuelgues ahora, tengo hambre, me dice. vamos. suelta la libreta y se levanta. pero la guitarra me envuelve y no me deja. miro la luz amarilla de la primera noche en esta ciudad olvidada, en esta habitación de maderas astilladas y revoques descascarados de paredes tan anchas. de una ventana como un pupo urbano, tan cerca de la cama, de la mesita arruinada y el mantel rojo. y ella que se levanta y me mira. yo me lamento: si fuera Todo. pero casi ni me escucho. miro las cuerdas que vibran. no hablo.

no te hagas. vamos a comer algo.

tan natural.




de gala


Pensé: quizá es el calor. pero eso no venía al caso. ahora en el restaurante de comida árabe. socialista. todo es tranquilo en esta terraza. Sobre mi silla, sobre la mesa, sobre mi plato la verdura y el arroz. escaso. pero de categoría. y el calor.

El gordo dice ‘el Chavo es basura capitalista’. porque Ñoño es tonto y yo tan gordo, pero esto último no lo dice, escucho el eco piel adentro y me callo. El otro contesta ‘¿desnudo?’ y ella se ríe. Todos tan entendidos. Revolución de sueldo alto. y te invito a comer lujo árabe junto al lago contaminado. Te pinto una postal y te la vendo, le digo, aunque ya se la vendí. Me gano un mango y me como tu lujo señor Revolución.


día 1

Buenos días vientre diario. Recién mudado. Voy a postear rápidamente lo que tenía en la dirección anterior. ¿Buscando una coherencia?


Voy a largar fragmentos sueltos de una Novela que estoy escribiendo. Tan sin.contexto. Tan sin pulir. Soy yo que me escapo. soplo, pequeña bocanada, en chimenea 1.

A partir de hoy. Un abrazo.

lunes, 4 de junio de 2007

DataTraveler


un viejo profundo. abajo. tan lejos duerme casi ciego. vestido de tierra. tan lejos. un joven se acerca. dice algunas palabras inmortales. de lejos, indiferente. no está en ningún lugar. atrás tuyo. el joven recita. un poema.

sin rima.

sentado entre gente que se fue. tan joven. se acerca sin verte. poco le importás. entre tanta gente y su bufanda. también su voz.

un viejo profundo escucha tan oscuro. junto a un tacho de anteayer. tan atrás. un joven que recita. palabras inmortales. sin siquiera hablar.

noticias de hoy en un diario, amarillo. en los ojos nublados. tapados de piel. tan lejos. hacia delante. dibujadas arrugas. violentas. en silencio sobre un joven.

tanta poesía sorda delante tuyo. de un viejo que no vé. tan joven. tan joven.


5 chimeneas, 1era humareda

escribiendome la vida. no es poca palabra sin papel. no es pulso lo que necesito… poca cosa
alguien dijo: percusión (y arrítmica) -…pero no late en una ciudad tejida. ROsario es tejido kilométrico con hilo de fibra personal .un pecho asfixiado. RosarIO es un espacio técnico saturado de tecnología (obsoleta); un hueco (disimulado (que parece una columna)

es cuestión de tiempo; lograr nuevamente la posición-asfixia; acomodo ‘natura’ entre tanta gente reclamación. acomodo acodado en la ventana aplomada y me transformo en dulce Testigo de la llovizna; de los charcos sin reflejos; del peatón desdibujado entre tanto hilo (ese soy yo?) .y no es verdad. porque piso y me mojo como dicta ‘natura’, pero él se escapa y yo sigo en la ventana. (era yo y sin embargo)… era lo mismo) y sin embargo…

te preguntabas cómo empezó?

y al final sólo la ficción se salva. y quizá alguna otra cosa. pero la ficción es lo que ocupa esta siesta. tan alucinada.

hoy empieza. y lo leés: tan lejos tan allá.

nace bajo tierra y
con 5 chimeneas.



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